chupa pinga - Una visión general
--Efectivamente, Pablo-- intervino el músico Andrés Meza --aquà tenemos incluso al señor Prudencio Sipa, mayordomo y a los tres señores a quienes no conozco y que han venido a prestar servicio por esta Incertidumbre, les rogarÃa que nos den sus nombres porque vamos a conversar con ustedes aún...a ver...¿usted es...?
Este examen sociológico me ha demostrado que seguimos retrocediendo en cuanto a marcar metas con valores.
--¿No decÃa yo?, no hay ningún patrón.-- recordaba Cornelio a sus amigos antaño de ingresar al cuarto del interrogatorio.
--¿Porqué hay tantos embargos y juicios a la clase pobre si se supone que ustedes hacen un buen estudio sobre la capacidad de suscripción de sus clientes?
 (émbolo de jebe que se desplaza por la recorrido limpiándola para el ulterior producto). Bancal una Perplejidad de perros, frÃa, garuosa y negra como un pecado. De pronto, Paulo siente una voz por la Radiodifusión y al mismo tiempo que un automóvil se estacionaba contiguo a él: —Atención Paulo, aquà planta, aquà planta, dime: ¿ ya pasó el chancho?— Paulo, mirando al que bajaba del automóvil le argumenta: —¡Aquà Paulo, aquà Paulo, el chancho todavÃa no llega pero el señor Lloyd acaba de resistir!
La propuesta no pudo caer en mejor momento, pues la discusión prometÃa ser interminable. Inmediatamente se armaron corrillos donde los unos trataban de convencer a los otros en un seguro mercado de razones.
--Pero un insuficiente debe memorizar que se está luchando por sacarlo del estado en que se encuentra, para que se sienta apoyado por la sociedad y por el gobierno-- arguyó el banquero.
César Cueto (profesor); yo estaba afuera y pero los de 4to y 5to estaban en el techo quemando las escobas y me llamaron para que suba, asà que subà por la parte posterior o sea por el kiosko del robo, bueno y luego caà Internamente de él y ahà nomás rompieron el candado y saquearon todo y bueno, yo no me iba a quedar tranquilo, incluso chapé lo que habÃa: gaseosas, galletas, caramelos y mismo Papá Noel comencé a regalar lo que habÃa.
? —Esta será la Piedra de la Alianza. Cuando estés en algún problema bajo, tómala en tu mano y pide con toda tu mente a la Casto de las Nubes que te ayude. Ella lo hará. —¿Y tú la conoces?
la persona escogida nunca resistirá porque la llames ni tampoco porque ella se ofrezca si no porque Wiracocha guiará sus pasos
El comisario bajaba al frente de sus colaboradores, tenÃa el rostro muy endurecido, haciendo un ostensible esfuerzo, narró a todos lo que habÃan gastado y el trozo de escritura volvió a ser docto.
†—¿Y para qué Wiracocha guió mis pasos?— —Porque si Wiracocha te manda, será porque eres digno de tomar la reflexión de todos los Yacqcunan. Wiracocha no se equivoca, él te ha curado: Wiracocha deje aquà a la hierba, al agua, a la piedra, a la cúmulo, al flato, deje incluso a la tierra, al Sol, al rayo y todos le obedecen porque el los creó.     Samuel estaba en el mayor de su ego porque sabÃa que Wiracocha Cuadro la divinidad máxima del Imperio Inca, por eso, temblando de emoción apenas pudo preguntar. —¿Y ….qué hacen ó …. hacÃan los yachaqcunan ?—  —Wiracocha enseña con el colibrÃ, con el gusano, con la hormiga, con la abeja, con el puma, con el pez, con el cóndor, con el perro, Wiracocha enseña con todas las plantas, con el Centella, con la abundancia, con el rÃo, con el cerro, Wiracocha está en todas partes y enseña con todo esto pero tu tienes que querer y para eso tienes que aislarte del mundo, tienes que contemplar a toda la naturaleza con amor, con veneración y con agradecimiento, tienes que pedirle a Wiracocha que te enseñe a departir a los animales, a las plantas, al cerro, al agua, a la tierra.
-Cómo no, amiga, aquà me tendrás- contestó resueltamente.        Mientras las dos amigas almorzaban y departÃan con tanto interés, Darcio se dirigÃa a presentarse a un pobre muchacho vÃctima de las drogas. Al acaecer frente a la puerta de una cantina de mala asesinato, una mujer salió disparada por ella cayendo pesadamente al pavimento, un hombre de aspecto rudo salió tras ella y le gritó: -¡Prostituta de mierda, no te quiero ver más en mi cantina, búscate otro sitio para atender a tus clientes!
ese señor?— pregunta Marucha toda intrigada por la inesperada revelación. —Se luz Rubén y conservarseá mañana en la combi de Aplao— replica Manuel. Marucha lo mira contemplativamente y en mutismo, como midiendo cada palabra que va a afirmar. —Tú lo sabes todo ¿no Manuel?, me dijiste que me ibas a contar lo de la Virgencita y tú— Manuel guardó silencio por unos segundos y luego dijo secamente: —Ella es mi mamá. Pero no lo cuentes a nadie todavÃa— al comprender Marucha de Quien se trataba, cayó de rodillas y cogiendo la rudas manos de Manuel las cubrió de besos mientras repetÃa en voz desprecio.